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El Genocidio de Leopoldo II

Entre 1874 y 1877, Henry Morton Stanley fue el primer europeo que viajó por Africa central conociendo el curso del Río de Congo. Leopoldo II, rey de los belgas, que andaba mandando emisarios por medio mundo para tratar de comprar o hacerse con tierras que le permitiera contar con una colonia y enriquecerse como venían haciendo otros monarcas europeos, financió a Stanley para que hiciera esta labor. Entre 1879 y 1884, Stanley fundó varios estaciones a lo largo del Río Congo, y firmó tratados con varios gobernantes africanos para la Asociación Internacional del Congo, la organización que servía de tapadera a las ambiciones del rey.

En la Conferencia de Berlín (1884–85) los poderes europeos reconocieron la demanda de la Asociación Internacional de la cuenca del Congo, y en 1885, Leopold proclamó el Estado Libre del Congo. En 1891–92, conquistó Katanga, y entre 1892 y 1894, consiguió expulsar del este del pais a los comerciantes árabes y Swahili, incluido Tippu Tib.

La historia de la explotación de los recursos económicos del Congo mientras fue propiedad de Leopoldo II, es una de las historias más sangrientas de la historia contemporanea. Mientras en Europa se dedicaba a rodear su obra de un aureola de altruismo, defensa del libre comercio y lucha contra el comercio de esclavos, iba dictando normas por las que expropiaba a los pueblos congoleños de todas sus tierras y recursos e incitaba a su ejército privado, la Fuerza Pública, a servirse de todo tipo de torturas, secuestros y asesinatos para someter a la población a los trabajos forzados que, en un brevísimo periodo de tiempo, le convertiría en uno de los hombres más ricos del mundo.

Para financiar tan colosal negocio se sirvió de todo tipo de engaños sobre su obra civilizadora, consiguiendo aportaciones y préstamos que nunca devolvería, de todo tipo de empresas, instituciones y el propio estado belga, en 1889 y 1895. Además de crear su propia empresa para la extracción del caucho y marfil, concedía tierras a empresas privadas a cambio de un porcentaje sobre los beneficios. Es el caso la Compañía de Katanga o la Unión Minera del Alto Katanga que a partir de 1905 comenzaron a extraer mineral de cobre con la contrapartida del pago de un porcentaje al estado, que no era otro que el propio Leopoldo.

Pero aunque ya en 1890, el misionero americano G.W. Willians hizo la primera denuncia sobre las monstrusidades de las que fue testigo, aún tardarían 10 años en estallar el escándalo en Europa. La publicación en la prensa de los relatos y datos recogidos por escritores como Mark Twain y Joseph Conrad, misionesros como Willians Sephard, diplomáticos como el británico Casement, y sobre todo los trabajos de Edmund Dene Morel consigueron finalmente, que los gobiernos europeos y EEUU comenzaran a investigar y oponerse al exterminio que se estaba llevando a cabo en el Congo. El parlamento belga, haciéndose eco de este rechazo internacional , en 1908 obligó al rey Leopoldo a ceder sus dominios del Estado Libre del Congo, quedando todo el territorio bajo la autoridad del gobierno, pasado a llamarse Congo Belga.


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