Edmund Dene Morel

(1873-1924)

Nació en París el 15 de julio de 1873.  Su padre era funcionario en el ministerio francés de finanzas, muerto en 1877. Su madre, Emmeline de Ville, tras quedar viuda con un hijo de 4 años de edad, volvió a su tierra natal, Inglaterr. Las dificultades económicas de la madre obligaron a EDmund a dejar ja escuela a los 15 años y ponerse a trabajar para mantener a la familia.

Entró a trabajar en la empresa naviera Dempster, de Liverpool. Para sacar un sobresueldo, daba clases particulares de francés y comenzó a enviar colaboraciones a algunos periódicos. La mayoría de los artículos que Morel escribía se basaban en las informaciones que le proporcionaban los comerciantes y marinos que visitaban las oficinas de la naviera.

La compañía naviera de Elder Dempster tenía la exclusiva de todo el transporte marítimo entre Bélgica y el Congo, y en 1898, envió a Morel a Amberes para que controlase la carga y descarga de los barcos de la compañía, que salían o llegaban al puerto de Amberes.

Pronto comprendió Morel, que algo no cuadraba en sus anotaciones de embarque. Comprobó que mientras que los barcos llegaban cargados , fundamentalmente, de cauchu y marfil, hacia el Congo sólo salían armas y municiones. Poco a poco fue recogiendo datos, llegando a la conclusión de que en aquella lejana tierra africana se estaba llevando a cabo un robo masivo de sus riquezas sin que recibieran nada a cambio, y esto sólo sería posible, y la enorme cantidad de armamento enviado lo ratificaba, sometiendo a la población a un régimen de explotación laboral sin o con casi nula compensación económica, es decir, utilizando mano de obra esclava.

Denunció sus descubrimientos ante el presidente de la compañía, quien viendo que hacer públicos hechos semejantes podía poner en peligro su rentable negocio, le aconsejó que dejara pasar el asunto. Entonces, comenzó a desgranar en la prensa inglesa primero y francesa más tarde, los datos que el recogía y los que le llegaban a través misioneros, marinos, y otras personas conocedoras de la situación. La pasión por denunciar el genocidio que descubrió se estaba realizando en el Congo, le llevó a dejar el trabajo en la compañía naviera y dedicarse por entero a su labor de defensor de los derechos humanos. Encontró financiación y creó su propia publicación, el semanario "The West African Mail" (El Correo del Oeste Africano), aunque continuó colaborando con otros muchos periódicos.

Denunciaba el sistema de Trabajos Forzados a que se sometía a la población, la utilización de la tortura (latigos, mutilaciones corporales,etc.) y el asesinato para someterla. Denunciba el sistema que empleaban los soldados para demostrar que no malgastaban la munición: cortar las manos derechas de las víctimas y presentarlas a sus superiores como muestra de su eficacia. Escribía artículos sobre los miles y miles de trabajadores muertos por el agotamiento y la inanición, sobre el secuestro de mujeres y niños para forzar a los hombres a trabajar para el rey, sobre las leyes que éste dictaban por las que todas las tierras y riquezas del Estado Libre del Congo pasaron a ser propiedad suya, sobre los incentivos económicos para aumentar la barbarie de sus empleados y aumentar sus beneficios, etc. etc, etc.

Leopoldo II intentó contraatacar, desprestigiándole y llevandole a los tribunales pero jamás consiguió que una sola de sus denuncias fuera corroborada por la pruebas oportunas.

Su campaña fue produciendo el impacto que buscaba y en mayo de 1903, la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña aprobaba una resolución por la que se pedía que se gobernara con humanidad a los naturales del Congo. El Gobierno británico envió a su propio representante, Roger Casement, que aportaría aún más documentación sobre los horrores de los que fue testigo. El 29 de junio de 1903, el gobierno británico protestó oficialmente por las atrocidades belgas en el Congo. Misioneros como Williams Sheppard de Virginia, llenaban los despachos con sus denuncias.

En 1904 , tras el regreso del Congo de Roger Casement, Morel colabora en la fundación de la Asociación para la Reforma del Congo y viaja a los E.E.U.U. para promover la formación de una Asociación Americana para la Reforma del Congo. Escritores como Joseph Conrad o Mark Twain se sumaron a las protestas.  En 1905 Mark Twain escribió el folleto "Soliloquy" dirigido al rey Leopoldo, en la ayuda de la reforma en el Congo. Los E.E.U.U. comienzan a ejercer presión ante el gobierno belga.

En 1906, Edmund D. Morel escribió el libro "Caucho Rojo: Historia del Próspero Negocio de Esclavos en el Congo".

En 1909, el gobierno belga, aprovechando la reclamación para que el rey devolviera la inmensa deuda que el rey acumulaba, obligó a transferir su autoridad sobre el Congo al estado belga, pasando a llamarse el pais, Congo Belga. Según los datos recopilados por Morel, cerca de 10 millones de personas , la mitad de la población, murió en el Congo durante el tiempo en que el pais fue propiedad particular del Rey de los Belgas.

Sin embargo, 15 años más tarde, en 1924 el Comité Permanente del Congreso Colonial Nacional de Bélgica declaraba: "corremos el riesgo algún día de ver a nuestra población indígena derrumbarse y desaparecer... De modo que nos encontraremos ante una especie de desierto."

Además de su aportación en la lucha contra el genocidio del Congo, Morel no calló ante lo que consideraba como complicidad en los malos tratos por parte de los paises coloniales europeos, especialmente Inglaterra y Francia, escribiendo sobre los casos de Marruecos, Nigeria , etc. Sufrió campañas de desprestigio lanzadas desde medios gubernamentales, acusaciones de pro-comunista y , ya al final de su vida pasó por la carcel.

Edmund Dene Morel murió de un ataque al corazón el 12 de noviembre de 1924.


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