LAMBARENE (Gabón)

Volvemos en taxi para llegar a tiempo de coger la pirogue que según Aristide sale alrededor de las doce para el lago Onangoué. Mientras meto las cosa en la mochila, una chica que trabaja en la limpieza del hotel se queja a Aristide que trabaja mucho y le pagan poco y que se va a marchar. Trabaja de 8 a 13,30 y el nigeriano que tiene alquilado el hotel le paga 30.000 CFA al mes. Un sueldo normal, hacia abajo, suele ser unos 50.000 fr.CFA.

... Vamos al pasaje Isaac por detrás de la fáfrica de aceite de palma y jabón de una compañía francesa y la única fabrica de la localodad. No encontramos pirogue y ya que he preparado la mochila decido irme para Mouila si encuentro un taxi de Brousse. Hay uno que va a salir en cuanto arregle una rueda que están cambiando. Aprovecho para comer rápidmente un plato de pollo con guisantes, me compro unos plátanos para el camino y me despido de Aristide que me pide que le mande las fortos si salen y un libro de Ciencias Naturales de nivel de 2º de Bachillerato o una Enciclopedia.
 

El taxi tiene más altura del techo hacia arriba, es decir, los bultos que la altura del propio taxi; para aguantar semejante carga han reforzado todo el techo en el interior con barras de hierro.. Nada más pasar el aeropuerto se acaba el asfalto pero realmente los chinos que construyeron la carretera de tierra hicieron un buen trabajo al igual que las que he visto en Zaïre, Tanzania y otros lugares. Esta carretera me recuerda mucho a la que va de Goma hacia Mont Hoyo en Zaïre, ancha , sin muchos baches y con un firme que parece hecho de una mezcla de tierra roja y lava. Cuando he montado ya estaba el taxi lleno y no parece que a la gente le haga mucha gracia que metan un pasajero más. He contado con el conductor y los niños 24 personas y no creo que esté pensado el vehículo para más de 8 ó 9 personas.

A la media hora de partir decido que es mejor no mirar a la carretera para evitar un infarto. Parece que vamos a más de 100 kms/h. pero lo más terrible son las curvas que las toma todas por la izquierda y los cruces con camiones enormes que vienen del Congo hacia Libreville y que cuando pasan levantan una polvareda que deja la carretera sin visibilidad durante medio minuto lo que no impide que el conductor, con una mano sobre el crital para evitar que alguno de los muchos guijarros que saltan acabe con el cristal, continue a la misma velocidad sin ver absolutamente nada de lo que hay delante de él.

Hemos salido algo antes de las 2 de la tarde de Lambarené y para las 4,10 hemos llegado a Mouila. La tensión del viaje no te permite disfrutar del paisaje ni de los pueblos, especialmente Foucamou que me ha parecido interesante. Hacia la mitad del trayecto el paisaje de bosque comienza a cambiar; han ido limpiando el terreno de arbolado y se ven algunas campas donde pastan vacas.

Aunque me hospedo en la Messe Militaire, paseando por el pueblo, mientras anochece, me encuentro con el hotel Mbengui que me parece mejor situado, con las habitaciones en el primer piso, en la calle de más comercios, con restaurante en la planta baja y farmacia. Cerca de este hotel está el Nigth Club La Maisson Blanche con mucha gente cenando en la terraza y grupos de gente charlando dentro a pesar del volumen de la música zaireña. Las calles no tienen iluminación así que volver hacia la Messe Militaire que está un poco apartada resulta un poco desagradable.

Detrás del hotel, sobre una colina a la que llego por un camino lleno de pinchos, están las instalaciones de comunicaciones con enormes antenas parabólicas y altísimas antenas y donde me dicen que podré telefonear fuera del país. No existe el cobro revertido así que llamo a Madrid y después de darles el teléfono de aquí, el 241-86.10.46 y esperar un rato consigo hablar sin que me cobren nada.

Vuelvo a estar preocupado con el dinero. De los 281.000 fr.CFA que cambié el martes, hoy viernes me quedan 140.000 y me tienen que durar hasta llegar a Pointe Noire pues no creo que haya bancos antes.

A las 10 cierra el bar del hotel. Estoy cansado y me quedaré a leer y dormir pronto. La habitación que me han dado, la nº 7, es decir la última, es enorme, con aire acondicionado, ducha con agua caliente, wc, lavabo y videt; una cama enorme con mesillas y una mesa con cajones; en fin, que después del Petit Aubergue parece que estoy en un hotel de cinco estrellas.

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